martes, 14 de abril de 2015

¡A viajar!





Hoy quería hablar de los aeropuertos. Que sitio tan curioso.
Esta semana santa tuve la oportunidad de poder irme de viaje, pero como soy un poco nerviosa y exagerada siempre voy con mucho tiempo de antelación al los sitios.
Después de pasar el detector de metales , que poco más te hace quedarte en ropa interior, ya fui al la terminal para buscar mi vuelo.
Como llegue con mucho tiempo, me senté con una coca cola y empecé al observar todo mi alrededor.
Yo reconozco que soy muy observadora y sinceramente el aeropuerto me parece un lugar estupendo para pasar el tiempo, desconectar e incluso pensar en todas tus cosas.





Es increíble todo lo que te puede aportar la gente que ves, y todo lo que puedes recordar o desear.
Viaja muchísima gente a diario y mientras esperaba yo me imaginaba lo que podría llegar a ser yo en el futuro.
Me encanta ver que las azafatas y pilotos con sus pequeñas maletas de un lado al otro, me parece una vida increíble aunque luego veía  las azafatas hablando con sus hijos y me di cuenta que es una vida muy difícil, sobre todo si tienes personas que te quieren esperándote en casa.
Vi muchas familias ilusionadas y con muchas ganas de viajar, parejas que yo daba por hecho que o bien se iban de viaje romántico o a veces me imaginaba que dependiendo de a que destino iban, era su luna de miel.
Los que más me llamaron la atención y me trajeron muchos recuerdos, fue un grupo de niños que se iban de excursión. Si mi máxima excursión fue al Sevilla y alrededores Galicia y yo ya estaba superior emocionada, entendí perfectamente los gritos y las caras de alegría e ilusión de este grupo, que se iban a París.
Nunca me ha dado miedo volar, pero siempre me he preguntado cómo algo tan grande es capaz de llevar al gente de un lado a otro por los aires. Quizá esto sea por que me gusta controlar la situación, y en un avión dejas tu vida a manos de una persona que supones que debe saber lo que hace. Pero como justo el día anterior paso el accidente, iba bastante nerviosa.




Pero de esto quiero sacar una lección para mi día  a día, hay veces que es mejor pararte y dejarte llevar, no intentar controlar todo. Y que no todo es tan bonito como parece, que hay que pararse y valorar lo que cada uno tiene.
Espero volver pronto al aeropuerto y poder aprender nuevas lecciones.

A.

1 comentario:

  1. Ana qué de acuerdo estoy con lo que dices, no podemos controlar casi nada en la vida, podemos trabajar con nosotras mismas y ya está, poco más, la verdad que es una lección que no siempre se aprende tan pronto, felices vuelos

    ResponderEliminar